Tormentas eléctricas de última generación: lo que nos viene en un mundo más cálido

Mario Picazo

Mario Picazo

Estos últimos años estamos experimentando con mayor frecuencia fenómenos meteorológicos que se ven amplificados por el cambio climático. Algunos se subestiman en intensidad, como es el caso de las tormentas. Cada día descargan con más intensidad y dejan cantidades de agua mayores

La razón principal de esta desviación de cálculo está relacionada con la cantidad de vapor que puede sostener la atmósfera a medida que se va calentando el aire. En buena parte de la literatura científica del pasado se establece que, por cada grado de calentamiento del aire, la atmósfera puede sostener un 7% más de valor de agua. 

El dato ya tiene 200 años, pero no es del todo exacto ya que no contempla, que para convertir vapor de agua en líquido a la hora de formar gotas de lluvia se libera energía en forma de calor latente. Ese aporte extra de energía hace que las tormentas sean más intensas aún y descarguen más agua. 

Las tormentas eléctricas de hoy tienen la capacidad de descargar cada vez más agua. Foto: Unsplash

Con esos datos en mente, parece que el escenario de las precipitaciones extremas aumentará en intensidad. Las nubes de tormenta que las generan habitualmente serían más activas y las cantidades descargadas superiores a ese 7%. 

Las predicciones realizadas por un equipo de científicos australianos muestran a que las precipitaciones puedan aumentar entre un 14-21% por cada grado que calentemos el aire. Son condiciones que generan grandes tormentas eléctricas y con ellas llegan las temidas inundaciones. Las hemos visto recientemente en Dubái y de forma aún más contundente en Brasil este mes de mayo.

Tormentas eléctricas de última generación

Las tormentas que se forman por el mundo requieren unas condiciones atmosféricas específicas. Para empezar una buena dosis de vapor de agua y un buen contraste térmico entre masas de aire que se encuentran. Cuando se juntan los ingredientes mágicos aumenta inestabilidad y la probabilidad de que se formen grandes nubes de desarrollo vertical. 

En general las tormentas eléctricas que conocemos suelen ser intensas pero muy localizadas y de corta duración. Las de hora están cambiando su comportamiento, son más intensas en algunos momentos descargando mucha más agua en poco tiempo. 

Para que se comporten de esa forma, ayuda que el aire esté más cálido de lo normal en muchos rincones de nuestro plantea, pero también que la superficie de mares y océanos presenten temperaturas de agua más elevadas. Ambas son condiciones que favorecen la evaporación y el aporte de humedad para las nubes que se desarrollan. 

Ya lo estamos experimentando. Las precipitaciones intensas detrás de las tormentas de última generación generan cada vez mayores inundaciones. Foto: Unsplash

Cambio climático detrás del nuevo escenario de lluvias extremas

Los estudios más recientes apuntan que la frecuencia e intensidad de las precipitaciones ha aumentado progresivamente desde 1950. Es notable en algunas zonas continentales de la Tierra más que en otras, aunque los estudios se ciñen a aquellos lugares donde hay una sólida base de datos de precipitación. 

La frecuencia e intensidad de las precipitaciones ha aumentado progresivamente desde 1950

Detrás de ese aumento, los expertos argumentan que está el aporte de energía que genera la actividad humana. Esa energía extra lleva a un calentamiento global continúo y cambiar el clima. 

Pero no todo el aumento térmico llega de la superficie, la condensación como mecanismo de producir calor también suma. A medida que el vapor de agua se convierte en líquido, el aire se calienta y este asciende cómodamente por corrientes convectivas. 

En nubes de tormenta, como los clásicos cumulonimbos, con una convección más fuerte el aire cálido cargado de humedad se eleva a gran altura. Cuando eso ocurre la nube se carga más de agua y acaba generando una mayor cantidad de precipitación. 

Por eso las tormentas de hoy pueden provocar precipitaciones tan extremas en este mundo cada vez más cálido en el que vivimos. Básicamente aportamos calor extra al sistema climático de la Tierra y este acaba generando un extra de calor al potenciar la convección y finalmente la condensación.

Se está midiendo y calculando ese exceso de energía que genera la condensación en la atmósfera y los expertos apuntan que están viendo cómo ese escenario cada vez más enérgico aumenta año tras año.

El aporte extra de energía que estamos generando los humanos para atmósfera y océanos detrás de las tormentas cada vez más activas e intensas
Desde los años 50 las cantidades de lluvia asociadas a tormentas ha aumentado progresivamente. Foto: Unsplash

Precipitaciones esporádicas cada vez más intensas

Un reciente estudio ha examinado las lluvias extremas durante períodos inferiores a una hora cerca de Sydney, en Australia. Los datos sugieren que en los últimos 20 años las cantidades recogidas en situaciones de cierta intensidad han aumentado hasta un 40%

En las simulaciones que se realizan con modelos climáticos en diferentes centros de investigación del mundo, también se detecta que las precipitaciones extremas también van a más con el paso de los años a medida que aumenta la temperatura global. 

El futuro de la predicción de estas tormentas cada vez más virulentas pasa por mejorar la resolución de los modelos numéricos que se usan. A mayor resolución espacial, mejor se representan los procesos de convección que generan estas grandes nubes de tormenta. 

La convección, ese aire ascendente que se expande y enfría y favorece la condensación y la liberación de calor latemte desempeñará un papel más importante a la hora de provocar precipitaciones extremas. 

Entender mejor cómo se forman esas tormentas y los ingredientes que las potencian ayudará en un futuro a entender mucho mejor el impacto que pueden llegar a tener, especialmente cuando descarguen mayores cantidades de agua.